La ganadería vacuna al 30 de junio de 2024

Ing. Agr. Esteban Montes Narbondo
Plan Agropecuario

Un nuevo fin de ejercicio fiscal se acerca y por lo tanto se nos viene una nueva declaración jurada de semovientes por parte de los productores rurales. Es un momento de recuento de los animales para ver lo que se tiene en el stock, aunque en estos nuevas circunstancias que la ganadería en particular y el agro en general vienen transitando, tener los números al día, ha pasado de ser un evento anual a una costumbre más acotada en el tiempo. Por eso, en este artículo se plantea lo que está pasando con el stock bovino.

El marco en el que se mueve la ganadería

Lo hemos planteado en varias oportunidades, que el negocio agropecuario dejó de ser netamente especulativo a ser un negocio más productivo, pero teniendo cuidado con los costos de producción, sobre todo los costos del kilo producido. En efecto, desde 1990 hasta ahora, la ganadería y el agro han tenido un desarrollo importante, luego de la liberalización de los mercados de la carne, la mejora en el status sanitario, posicionarse en el mercado externo, la liberalización de la exportación en pie, la mejora en información (trazabilidad, cajas negras, por ejemplo) y la consecuente apertura de los mercados de exportación.

A todo esto se le sumó la forestación, como un rubro que comenzó a generar un producto de exportación (celulosa), que hoy se posiciona como uno de los principales en cuanto a monto en dólares y que se espera que ocupe el primer lugar en las exportaciones de los próximos años. Este nuevo rubro comenzó a demandar tierras, ocupando hoy una superficie del entorno a 1.2 millones de hectáreas, que antes eran ocupadas por la ganadería. Aunque, existe una sinergia muy interesante entre ambos rubros.

También en esos tiempos se desarrolló la agricultura, de la mano de la soja y la demanda mundial de países como China, que realmente provocaron un sacudón en los mercados de las materias primas. En la actualidad, la demanda del gigante asiático parece haber llegado a una meseta, con un crecimiento más moderado comparado con las variaciones que tuvo en los primeros 20 años del nuevo siglo. Se han sumado vecinos en el sudeste asiático con similares características que China, o sea, con poblaciones importantes, aumento de la urbanización y mejora el poder adquisitivo de su población. Hoy India está despertando y se está sumando a esta gran movida a nivel mundial, ya que constituyen un porcentaje importante de la población mundial (solamente China e India significan el 35% de la población mundial en la actualidad, según Población Mundial: nan Billones de Personas (2024) – Worldometer (worldometers.info)).

Vaya si provocarán un movimiento a nivel de los mercados que estos gigantes estén despertando de su letargo en cuanto a lo que es demanda de productos, sumado a los vecinos que, si bien no tienen la misma dimensión, son muchos posibles consumidores.

A todo esto, tenemos que sumarle la decisión de abandonar un sistema económico regulado a una economía de mercado y con una estabilidad en los indicadores macroeconómicos que atraen inversiones, ya sean locales o extranjeras, y generan confianza en los consumidores.

Este es el nuevo escenario que tiene el agro en general y la economía local, con nuevos actores operando, donde la inflación ha sido el blanco al cual apuntar y que la variación del dólar ha sido una de las armas más importantes para mantener la estabilidad deseada. Esta es una realidad que tenemos que asumir en el sector, obviamente sin dejar de machacar que es un factor que afecta en gran parte a las empresas agropecuarias, con ingresos en moneda norteamericana y costos en moneda local que se mueven al ritmo de la inflación (más que lo que varía el dólar), lo que implica mayor necesidad de producto para obtener el mismo producto o servicio o lo que se pretenda comprar. Pero como dije al principio de este párrafo, la estabilidad económica es el foco más importante que hay que mantener, porque sin eso se genera desconfianza y los inversionistas no se ven interesados en volcar sus capitales y los consumidores “paran la máquina”, que funciona a impulso de las tarjetas de créditos y los préstamos personales. Es un equilibrio difícil de mantener, donde se “aprieta” al sector productivo hasta que la falta de aire empieza a ser una limitante para que siga generando recursos.

Este nuevo escenario es en el que se tiene que mover y desarrollar el sector agropecuario y que implica un desafío para las empresas, donde disponer de registros del sistema se hace cada vez más necesario y sobre todo transformar esos datos en información que nos ayuden a tomar decisiones. La vieja estrategia de comprar barato y mantener animales en un campo arrendado barato y con bajo costos en el mínimo indispensable, esperando a que la economía del país tenga un traspié y el dólar o la inflación se disparen. Es difícil desde la producción poder equiparar los ingresos que generan esos tropezones en la economía. Ya no hay campos baratos para arrendar o en pastoreo y cualquier movimiento que se realice en la empresa se manifiesta en los costos de las empresas en forma importante y tampoco hay grandes variaciones en los precios de los productos o los que hay tienen parámetros muy inciertos como para especular con cambios de precio entre la compra y la venta.

Por todo esto, consideramos que disponer de información nos va a ayudar para movernos en todo este complejo escenario. En este sentido hemos venido siguiendo la ganadería de carne vacuna desde hace varios años, y una de las formas de hacerlo es a través de los movimientos que tiene el stock bovino de nuestro país. Más allá de las cifras que surgen cada año, lo importante es ver los movimientos que se dan en los diferentes indicadores que explican los datos finales a los que se arriban y como interpretarlos.

Los números al 30 de junio

Es por todos sabido que el stock vacuno va a tener una caída al 30 de junio de este año, explicada básicamente por el menor ingreso de terneros que hubo a lo largo del ejercicio fiscal (1 de julio de 2023 al 30 de junio de 2024). Y digo a lo largo de todo el ejercicio porque tenemos que acostumbrarnos a que nazcan terneros en diferentes momentos del año. ¿Qué no es bueno para un sistema productivo? Eso es otro problema y en las páginas de esta revista y en el accionar del Plan Agropecuario se ha insistido, y seguiremos haciéndolo, en las claves para obtener buenos resultados productivos y económicos en cría vacuna, sobre todo a campo natural. Lo que hay que tener claro es que, si tengo una vaca que no está preñada el 1 de febrero y por norma saco los toros el 31 de enero, dejar esa vaca fallada es perder de ganar un par de cientos de dólares por cabeza o que esa vaca ocupe espacio durante el invierno o que sea necesario asignarle una alimentación sea cual fuere (pasto, reservas forrajeras, suplemento, ración) para aspirar a obtener ese valor diferencial.

La otra pregunta que surge frente a esta baja del stock es el efecto que tiene y si es algo coyuntural o estructural. Obviamente que efecto tiene porque son menos animales que ingresan y van a ser menos animales de reposición para la cría y la invernada. Pero sabemos que eso se regula a lo largo del tiempo e implica hacer otros manejos para poder responder a la demanda de animales para faena, sea vacas, novillos o vaquillonas. Porque en cría implica “perdonar” parte de una generación de vacas para poder compensar el menor ingreso de vaquillonas al rodeo y en la invernada implica apurar parte de una generación de novillos para mantener la cantidad de animales prontos para faena. Esto depende de los precios, que permitan asignar otros costos para lograr ese adelantamiento en la preparación de los animales. Con respecto a si es estructural o coyuntural, evidentemente tres años de sequía pegó y el sector criador se vio afectado, pese a que la mayor aplicación de tecnologías por parte de los productores hizo que recién en este último año se afectara el porcentaje de preñez. O sea que, en la actualidad tenemos un sector criador en vacunos con capacidad para generar, e inclusive superar, 3 millones de terneros. De hecho, se espera que durante el período 1 de julio de 2024 al 30 de junio de 2025 se espera que ingrese esa cifra o inclusive la supere, lo que quiere decir que el es esperable un aumento del stock a 2025 si los niveles de extracción se mantienen como ahora.

Y lo que se espera para el ejercicio fiscal 2023-24, es que la faena alcance 2.38 millones de cabezas, considerando una faena semanal promedio de 43 mil reses. La exportación en pie constituye el otro canal de salida de animales y se espera que alcance a 286 mil cabezas, con Turquía abarcando más del 70% e Irak el restante 30%. Quiere decir que la salida total de animales se ubica en cifras algo superiores a los 2.9 millones de cabezas, que si lo enfrentamos a los casi 2.5 millones de terneros que se espera ingresen, nos marca una diferencia de 467 mil reses con respecto al año pasado (cuadro 1).

Cuadro 1. Animales en stock al 30 de junio de 2023, según SNIG, al 30 de junio de 2024, según estimaciones propias y variación porcentual y en cabezas.

CategoríaDeclaración al 30 de junio de 2023Proyección del stock al 30 de junio de 2024Variación (%)Diferencia en cabezas
Toros184,641181,762-2%-2,879
Vacas de cría entoradas4,183,1404,277,7882.3%94,648
Vacas de invernada593,936451,470-24.0%-142,466
Novillos de +3 años402,211377,640-6%-24,571
Novillos de 2 a 3 años643,242723,07912%79,837
Novillos de 1 a 2 años1,170,8091,194,8802%24,071
Vaquillonas de +2 años s/e488,005421,479-14%-66,526
Vaquillonas de 1 a 2 años1,272,3751,306,4052.7%34,030
Terneros/as2,940,0842,509,884-14.6%-430,200
TOTAL VACUNOS11,878,44311,444,386-3.7%-434,057
Mortandad 263,122  
Faena total 2,380,161  
Exportación en pie 286,039  

Las cifras totales del cuadro nos muestran lo expresado anteriormente, donde la diferencia más grande con respecto al año pasado la tienen los terneros, con algo más de 400 mil reses, seguido por las vacas de invernada, con una diferencia algo superior a las 150 mil reses. Ya explicamos el efecto de la sequía en las preñeces y como consecuencia en la cantidad de terneros y en las vacas de invernada, el año pasado hubo un exceso fruto de la menor preñez. Muchas de esas vacas que fallaron y se declararon como vacas de invernada el año pasado, a nuestro entender volvieron al rodeo de cría, por ser vacas nuevas, por falta de forraje para engordarlas durante el invierno pasado y además los precios no fueron razonablemente atractivos como para asignarles otros gastos para prepararlas.

Las otras categorías que descienden (novillos de +3 años y vaquillonas de +2 años sin entorar), siguen la tendencia que se viene dando desde hace años y que es fruto del rejuvenecimiento que viene teniendo el stock.

Lo interesante que muestran los datos es que las vacas de cría se recuperan de la caída del año pasado, que habían alcanzado niveles mínimos desde 2012, o sea 11 años atrás. Todos sabemos la importancia de recuperar la cantidad de vacas de cría en un rodeo, para garantizar la producción de terneros futura. Y salvando las dos categorías de animales más adultos, que mencionamos que bajaban, el resto de las categorías se espera que mantengan o tengan leves aumentos (novillos 1 a 2 y 2 a 3 y vaquillonas 1 a 2 años), hecho también relevante teniendo en cuenta que es la reposición para el corto plazo. Esto hace posible que la disponibilidad para la industria sea importante en los próximos años y también la reposición para el rodeo de cría, permitiendo continuar con la recomposición de las vacas entoradas como para poder aspirar a alcanzar los niveles de 4.35 millones de años anteriores.

En síntesis

Los números de la ganadería de vacunos a nivel del total del país muestran una buena salud a pesar de la baja en el stock que se espera al 30 de junio de este año y en el nuevo escenario del agro en general.

La afirmación anterior demuestra la capacidad de adaptación de los productores y que el conocimiento lo tienen y hoy están dadas las condiciones para que se apliquen.

Obviamente que todos estos procesos implican un recambio, con gente que haya quedado por el camino y surjan otros actores.

La disminución en el stock esperada se explica básicamente por el menor ingreso de terneros durante el ejercicio, fruto de la sequía que afectó la preñez del período 2021/22.

Las vacas de cría entoradas se espera que comience a aumentar luego del mínimo de los últimos 10 años que se declaró el año pasado.

La reposición tanto para el rodeo de cría como de la invernada garantiza que un mantenimiento e inclusive un aumento de las vacas de cría entoradas para el 2025 y una cantidad suficiente de animales para los niveles actuales de faena.

Como dijimos, los conocimientos los productores lo tienen, pero lo que sucede en muchas ocasiones es que dar el paso para introducir mejoras en un establecimiento implican entrar en un terreno peligroso, sobre todo para las economías familiares que dependen de la empresa agropecuaria.  El Programa Grupos Plan que lleva adelante el Plan Agropecuario es una herramienta de difusión y transferencia de tecnologías que la institución está tratando de masificar en el sector, para colaborar a que se den esos pasos, necesarios para las empresas ganaderas.

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